martes, 29 de enero de 2008

Mundo Absurdo


Llevaba un tiempo ya recopilando imágenes que daban fe y muestra de los extremos más absurdos a los que podía llegar la raza geek (¡animalitos!), y con este empiezo una serie de posts que podrían ocupar dos tomos de la enciclopedia británica. ¡Atención, visitantes! pues algunas de las cosas que admirareis aquí pueden haceros perder la cordura más aún que ver al flautista amorfo de Nyarlathotep bailando la jota...

Hoy... STAR WARS!!

Empezamos nuestras andanzas con estos buzones que el propio gobierno de Estados Unidos instaló para la celebración del 30 aniversario de las películas. Supongo que acabarían como nuestro querido letrero de la calle AC/DC de Madrid (todo friki es un terroristas en potencia. Sólo necesita un motivo).

Ya podemos presumir de moda con estos tres atrevidos modelitos para nuestras mascotas:


Este pobre hombre nació en Tatooine, y alcanzó su Valhalla particular llegando al paraíso de los bikinis de metal, al que van todas las tropas de asalto al morir. En resumen: Convención/sesión fotográfica de pibas disfrazadas de Leia Slave:

Y por último, un elegante diseño tunero para nuestro ordenador. Swoooooommmm!!!

martes, 15 de enero de 2008

¡Viva San Canuto!

Este jueves se celebra San canuto y hoy todos los estudiantes de la Universidad Autónoma de Madrid hemos recibido el mismo email. Básicamente dice que, para salvaguardar la integridad de bienes y personas, se va a proceder al cierre de mi facultad (y de algunas otras) de 12 a 5 de la tarde. Entre esas horas, nadie podrá entrar. Eso si, los que estén dentro podrán salir.

Obviamente esto provoca la suspensión de las clases de todo el turno de tarde, causando más de un dolor de cabeza a cualquier persona que tenga que hacer un examen ese día y a esa hora (que los hay, no hay que olvidar que empieza el periodo de exámenes).

Con esta información ya debería valer. No debería ser necesario que yo me pusiera a argumentar y debatir porque, en realidad, todo está dicho. Pero puesto que sé que hay gente para todo, voy a decirlo de todas formas...

Es completamente impensable que algo así pueda ocurrir en cualquier lugar civilizado de este mundo: El cierre de un centro educativo de estudios superiores universitarios por la llegada masiva (esperada y repetida año tras año) de una multitud de personas que van a utilizar este espacio público para el consumo de una droga, y además de una droga ilegal.


Siempre pongo una imagen en mis posts para que a la gente le de menos pereza leerme. Reconozco que esta vez no me la he currado mucho...

San Canuto no es un acto de protesta para la legalización del consumo de la marihuana. San Canuto es un fiestorro con todas las de la ley, enmascarado bajo ese rollo alternativo-chupi-guay que a tantos les ha comido la cabeza. Ni me manifiesto contra el consumo de cannabis, ni contra celebrar San Canuto en sí. Lo que no me cabe en la cabeza es que los profesores y los alumnos no puedan realizar su actividad docente por su culpa.

Y digo su culpa porque San Canuto lleva celebrándose muchos años, y hasta hace pocos no ha habido altercados. Orinar en la facultad, destruir los baños públicos, entrar en las aulas o golpearse unos a otros parece que es una moda de los últimos tiempos. Es triste que tengan que cerrar las facultades, pero sus motivos tienen, que es lo peor; que no me puedo quejar esta vez amargamente de las decisiones tomadas por mi universidad.

La culpa es vuestra. De algunos claro, no de todos. La culpa es vuestra, por idiotas. Y si tengo que elegir entre celebrar San Canuto y olvidar algo entre el humo de tanto porro, o asistir a mis clases y aprender algo, me quedo con lo último. Lo ideal sería que cada uno pudiera elegir, que es lo que decís con la boquita pequeña. Pero nos habéis quitado el derecho a los demás. Por idiotas.

¡¡Joder, es que al final no me vais a dejar ni hacer pellas, carallo!!

miércoles, 9 de enero de 2008

Lord Byron y el espejo


Voy a romper una regla que me autoimpuse hace ya mucho tiempo. La regla era no publicar nada personal en internet. Ni un relato, ni un poema, ni una canción. Pero el otro día encontré en el portátil un par de esos poemas escritos en horas bajas, uno de ellos corto como un Haiku, que no tiene la cadencia ni la chispa necesaria como para convertirse en canción (que debería ser el destino de todos los buenos poemas). El poema en cuestión decía así:


Hoy todas las razones están pendiendo de un hilo,
Todos los sentimientos son títeres entre tus dedos
Cortar el sedal sería tan sencillo,
Dejar escapar ese pez plateado, y vagar libre por el arroyo,
Hasta desembocar en la inmensidad del mar

Hoy es la arena la que construye castillos de cristal,
En una playa en la que nunca he estado, que nunca he visto
Que yo me imagino que estará llena de perlas,
Y estás ausente contemplando sus brillos
Y quizá por eso el teléfono me ha retirado la palabra

Hoy ha llegado el momento de decirte adiós con la mano
Mañana dios dirá
Mañana igual descubro que tu sedal
Es la cuerda que faltaba en mi guitarra,
Y que con ese gesto de despedida,
Aún puedo tocarte algún acorde bonito


Lord Byron es uno de esos autores cuya biografía aparenta ser mucho más interesante que su producción literaria. Hombre abrumado por sus complejos, por la importancia de lo físico y lo externo, galán de la época romántica e influyente en muchos aspectos. Hoy día, el término "romántico" se ha visto despojado de todas sus connotaciones farragosas. Romántico es hoy aquél que regala a su novia una caja de bombones, o escribe el nombre de ella en el cielo. Pocos sabes que el movimiento romántico tenía un carácter rupturista, y que fue el precursor de los movimientos nacionalistas, una respuesta a la cultura de la Ilustración.

Los románticos como Lord Byron situaron la importancia en el "yo" y, como tales, adquirieron una fuerte conciencia de sí mismos. Esto, como figura literaria, se expresó como una exageración exacerbada de los sentimientos propios.

Esto viene al caso de una reflexión que acabo de formular después de haberme dado con todos los picos de la mesa que tiene la vida. La reflexión es esta, a la vez sencilla y abrumadora: Todos disfrutamos sufriendo. Obviamente, no cuando sufrimos por cosas importantes de verdad. La importancia de un sentimiento se la da cada cual, y en esto es muy difícil discutir, pero un cáncer terminal es bastante más importante que, digamos, una ruptura de relaciones. Porque hablamos de amor, que es de lo que hablaban los románticos, aunque ellos lo hicieran en un sentido mucho más amplio: amor por una mujer, sí, pero también por un lugar, por unas costumbres, amor por el simple sentimiento de amar.

Todos disfrutamos sufriendo por amor. Todos exageramos nuestros sentimientos como hacían los románticos. A todos nos gusta mirarnos al espejo y sentirnos los seres más miserables sobre la faz de la Tierra. Y es que es mucho más cómodo caer que trepar. Y cuando caemos, sentimos un vértigo muy parecido al que sentimos en lo más alto, y podemos usarlo como sustituto fácil. Se está muy a gusto al fondo.

Lord Byron decía: "Es mi destino arruinar todo a lo que me acerco", y Douglas Dunn opina que eso no es más que auto-conmiseración, máxime para un hombre que, en determinados momentos fue capaz de gobernarse, reformarse, y llevar las riendas de su propia vida. Lo mismo ocurre con personajes como Kurt Cobain o Enrique Urquijo, personas que hicieron de la tristeza su profesión, su modo de ver el mundo. Esto no debería pasarnos a nosotros, pero nos pasa. Todos somos un poco Lord Byron a veces. Todos vemos la rosa marchita antes de florecer. Todos ahogamos la esperanza al fondo de un vaso de ginebra, y le contamos nuestras penas al cenicero del bar, sintiéndonos terriblemente importantes.

"Un hombre debe hacer algo mejor por la humanidad que escribir versos". Esa también es una frase de Lord Byron. De todo lo que significó esa etapa de mi vida, sólo quedan esos versos, algunas canciones (la mayoría amargas, adios gracias muy pocas auténticamente "románticas") y una valiosa lección. Una lección que hoy por hoy me hace feliz, porque quizá la felicidad más pura es la que parte de uno mismo, la que uno mismo se auto-impone al igual que se autoimpone la tristeza. Es la felicidad de saber que se puede ser feliz por otras vías que no dependen de una persona concreta, sino de multitud de pequeñas cosas con las que la vida viene por defecto.
La vida viene de fábrica con todo eso. Viene con atardeceres, con mañanas tranquilas con tazas de café bien calentitas. Viene con sonrisas, aunque a veces haya que buscarlas. Supone retos y aventuras. La vida está para superarse a uno mismo, y sobre todo para aprender. También viene con grandes dosis de dolor, de tristeza, de traiciones y de injusticias, faltaría más. Si llevamos esas últimas a sus más grandilocuentes consecuencias, si sufrimos como no ha sufrido nadie... ¿por qué no podemos valorar también lo otro?

En el documento de texto en el que encontré el primer poema, había otros dos. El segundo de ellos llevaba por título "tu luz", y decía así:



Solía encender la lámpara de mi mesilla de noche, de pequeño
No fuera a haber monstruos escondidos bajo la cama
Era un niño asustado, ahora soy un hombre asustado
No hay mucha diferencia,
Salvo quizá que ahora sé
Que los monstruos no están bajo la negrura de un colchón
Sino en todos los demás lugares
En las calles, en los parques, en la televisión
Y aún incluso dentro de mi cabeza

Ahora busco tu luz como una polilla
Ahora que estás tendida a mi lado en la cama
Duermo tranquilo; ahora sé
Que sigue habiendo monstruos tras las ventanas
En las calles, en los parques, en la televisión
Y aún incluso dentro de mi cabeza
Pero no hay monstruos debajo del colchón
Y eso, sin saber por qué,
Me tranquiliza
Y puedo soñar en paz.

Sólo hay una cosa,
Que tal vez me desasosiegue un tanto
Y es que tu luz ha empezado a derretirme
No tendría importancia
Si uno acabase fundiéndose al otro
Pero sospecho,
Que voy a ser yo el único que se derrita contra el colchón
Y al final te marches con tu luz y me dejes solo
Soñando solo
pesadillas
en la oscuridad.

El tercer poema, el último y el más corto, decía así:

Repito el mismo verso hasta que deja de tener sentido,
Como se pierde el sentido después de la enésima copa
Ambos son sentidos prohibidos,
Excepto quizá para los poetas.

Y con estos tres poemas tontos había pasado ya por todas las fases del dolor. Y he llegado a una conclusión:

Lord Byron se pasó la vida mirándose al espejo. Lord Byron se pasó la vida mirándose a sí mismo. Deberíamos aprender todos de Lord Byron. De lo bueno y de lo malo.