viernes, 30 de noviembre de 2007

El manifiesto del cine norteamericano

Sólo es un negocio. Millones y millones de dólares invertidos en producto de consumo de masas para idiotizar a la gente, y además un vehículo para introducir el yankismo entre las filas de la población mundial. En él se vierten todo tipo de alegatos patrióticos, el ideal de la familia consumista, el mito americano capitalista y un largo etcétera. Nosotros, como libre pensadores progresistas debemos luchar contra esa enorme industria, y favorecer con nuestro dinero y nuestros impuestos al verdadero cine de calidad. Esto incluye:
1. Películas nacionales, que tratan de temas de sensibilidad política o de problemática social, con sus alegres arquetipos: yonkis, prostitutas, heroinómanos, travestidos... Se reconocen fácilmente porque siempre acaban mal, y con una voz en off del protagonista, que amargamente se queja en clave poética, de lo terrible y podrida que se encuentra la sociedad occidental.
2. Cine europeo, especialmente el francés, ingenioso, divertido, con sus comedias de enredo que en absoluto (dios nos valga) son de carcajada fácil, complejísimas en su confección y desarrollo, y que siempre triunfarán en festivales europeos de renombre, como Cannes.
3. Otro tipo de cine patrio, argumentalmente desconcertante, pero que habla de temas tabú como el sexo, o el sexo, o las relaciones sexuales, y que nos permite disfrutar de los turgentes senos de Maribel Verdú u otras estrellas nacionales.
4. Todo lo que excrementen individuos como Almodóvar (todas sus películas son iguales) o Amenábar (¡hemos introducido un soldado español en el imperio americano! ¡Revolución! ¡Se van a enterar!.
5. Cine argentino o sudamericano que, por proximidad afectiva e idiomática, nos cala muy hondo, aunque sea imposible ver una peli de su calibre sin subtítulos, debido a que no se les entiende nada de lo que dicen. Su temática es muy similar a la del cine español.
Permitidme la carcajada. Y ahora, empecemos con el verdadero manifiesto...
Lo de las modas es una cosa curiosa. Suelen surgir a la vez dos modas distintas. La moda en sí, y la anti-moda, que, para qué engañarnos, es otra moda, quizá incluso más repelente que la primera, porque ésta está plagada de intelectualoides repugnantes y prepotentes.
Así que, si la moda ahora, (o la tendencia, llamémoslo como nos venga en gana) es consumir cine norteamericano, la contra-moda es criticar todo lo americano. En este curioso fenómeno podemos encontrar a gente de variada calaña, pero en general son progres guays, antiglobalizadores venidos a menos y personas supuestamente cultas que llevan un libro de Gabriel García Márquez bajo el brazo (otra cosa muy distinta es que lo hayan leído).
Mierda hay en todos lados para dar y tomar, de eso no hay ninguna duda. Y más ahora, con una crisis de guionistas en hollywood que se lleva extendiendo durante la última década, dando como resultado remakes oficiales (y copias descaradas) de horrorosa calidad, películas de serie b (en el mal sentido del término. Es decir: películas cutres que se venden con grandes éxitos en paquetes a los cines, para que estos, si quieren proyectar el estreno de la temporada, tengan también que proyectar los otros bodrios por los que han tenido que pagar), y argumentos que parecen escritos por niños de cuatro años. Hay que aceptarlo: el cine, en general, está de capa caída.
El apocalipsis de la industria, según mi opinión, llegó con "La Amenaza Fantasma" (1999), si bien el percal comenzó a prepararse desde bastante antes. No obstante, de entonces a ahora, hay unas cuantas películas de merecen ser salvadas de la quema absoluta, de las cuales, doy una breve lista:
El efecto mariposa (2004), El día de Mañana (2004), Los Increíbles (2004), La Comunidad del Anillo (2001) (Y sus secuelas), Matrix (1999), Big Fish (2003), la Novia Cadáver (2005), Ray (2004), Batman Begins (2005), Harry Potter y la Piedra Filosofal (2001) (Y sus secuelas), El Club de la Lucha (1999), Gladiator (2000), Kill Bill (2003) (Y segunda parte), Piratas del Caribe: La maldición de la Perla Negra (2003), American Beauty (1999)...
Hay más, por supuesto, pero esto sólo es un breve ejemplo. Evidentemente, sé que la mayor parte de la gente no compartirá mis opiniones con respecto a este punto, pero sólo con que considere buenas (o muy divertidas, que para mí es básicamente lo mismo), tres de las películas anteriores, me doy con un canto en los dientes.
No queda más que contrastar con las películas supuestamente buenas, aclamadas por la crítica etc etc etc, que se rodaron durante el mismo periodo de tiempo, es decir, desde 1999 hasta finales del 2005, a día de hoy. Veamos con qué nos encontramos...
Mar Adentro (2004), Los Chicos del Coro (2004), Todo Sobre mi Madre (1999) (Por citar una de Almodóvar, que hay más...), Amelie (2001), Goodbye Lenin (2003), Amores Perros (2000), Lucía y el sexo (2001), Los lunes al sol (2002)...
Para dar sólo una breve muestra del asunto. Desde mi punto de vista no hay color, claro, pero para gustos los colores.
Y ahora la prueba definitiva. Trasladémonos a la edad dorada del cine americano (que comienza, en realidad, con "Tiburón" (1975)) cómo no, a los años 80 y aledaños y volvamos a hacer la comparación:
Alien, el octavo pasajero (1979), Regreso al Futuro (1985), Indiana Jones en Busca del Arca Perdida (1981), La Chaqueta Metálica (1987), E.T. (1982), El Abismo Negro (1979), Reservoir Dogs (1992), Terminator (1984), Jungla de Cristal (1988), Arma Letal (1987), Beetlejuice (1988), Carros de Fuego (1981), Blade Runner (1982), El Imperio Contraataca (1980), El Retorno del Jedi (1983), Depredador (1987), Gremlins (1984), Cazafantasmas (1984)... (la lista sería interminable).
Genial. Bueno, pongamos que la calidad de algunas de estas películas será más que dudosa para más de uno. Y ahora, gran amante del cine europeo, político y social... ¿Cuántas películas podrías citarme tú entre 1979 y 1993? No vayas corriendo a google. Sólo trata de recordar tres títulos, cuya supuesta gran calidad, los hayan hecho perdurar durante estos quince años o más que nos separan de esta época.
Dicen que, al final, sólo lo bueno perdura. Por eso las canciones del verano cambian de un año al siguiente.
PD: Ah, y sí, en respuesta a la primera frase del artículo, sólo es un negocio... al igual que absolutamente todas las demás manifestaciones culturales (y si no, pásate por ARCO un día de estos y consulta precios), pero, al igual que en la literatura, los cómics, la música etc, hay algo más detrás.
Fin del manifiesto.

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